Y
llegó el día, dos años después nos enfrentamos de nuevo en una final de
Champions contra el Real Madrid, el gran rival para nosotros. Y dos años
después volvió a pasar. El Real Madrid se proclamó campeón de la Champions, se
llevaron la undécima. Mi enhorabuena nuevamente para ellos, para el club y su
afición.
Nosotros, una vez más volvimos a rozar el
cielo y caer al infierno. Dos años después volvimos a perder una final de
Champions contra el mismo rival y prácticamente de la misma forma, no idéntica
ciertamente, pero si dolorosamente similar.
Tremendamente cierto lo de dolorosamente
similar, no hay más que ver las amargas lágrimas del niño anoche en el
campo, los ojos bañados en llanto de Koke, la mirada perdida y bañada en
lágrimas de Juanfran o de Griezmann, incluso el llanto de ex compañeros que
vieron el partido desde la grada como Mario Suarez.
Duele por muchas cosas, y quizá lo más
injusto de anoche fue que le tocara a Juanfran fallar el penalti de la tanda y
echarse la culpa sobre los hombros. A Juanfran, un jugador que
llegó dispuesto a que la grada olvidase su pasado madridista, y lo
consiguió, vaya si lo consiguió. Luchando como el que más en el campo,
entregándose al club y a la afición, llevándonos siempre por bandera a lo más
alto. Juanfran, no creo que leas jamás esto, pero desde aquí repito lo que dije
anoche, la cabeza bien alta que todos los atléticos estamos muy orgullosos de
ti.
No sé que duele más, si la derrota o
darnos cuenta una vez más de la cantidad de gente que aún disfruta menospreciando
al Atleti, empeñados en tratarnos como un equipo de segunda categoría, aleccionándonos
y tratándo de que nos contentemos y estemos orgullosos de haber llegado
porque “Habéis perdido contra el Real Madrid”, “Era muy difícil ¿Que esperabais?”,
ó “Dos finales en dos años, está muy bien”. Premios de consolación, palabras
decoradas de ánimo pero que esconden un turbio mensaje de infravaloración a un
club que ha demostrado sobradamente que es un equipo con hambre de títulos. Que
ha demostrado que ha vuelto para quedarse y para seguir peleando junto a los
más grandes. Que ha demostrado que puede ganar y echar de competiciones a los
sobradamente conocidos como los campeones. Que ha vuelto para
seguir siendo criticado, por su actitud, por sus palabras, por su
juego...Porque no importa lo que hagamos, nuestro juego tan solo es valorado
cuando perdemos, eso sí, “Vaya juego más sucio” tenemos cuando ganamos a los
campeones. Cuanto menos es curioso.
Señores, lo de anoche fue tremendamente
doloroso. Y me reafirmo nuevamente en que sólo los que seáis del Atleti podréis
entender como nos sentimos. Pero dentro del dolor, sigo tremendamente orgullosa
de ser del Atleti, y no por las razones que todos se empeñan en que proclame,
no estoy orgullosa porque el Atleti haya llegado y perdido contra un grande.
Estoy orgullosa del Atleti porque sé que se volverá a levantar, porque lleva
ascendiendo y cayendo del cielo al infierno durante toda su historia, y siempre
ha vuelto a resurgir. Estoy orgullosa de un equipo que bajó a segunda división
y batió el record de abonados. Estoy orgullosa de un equipo que pasó años en
mitad de tabla peleando en puestos de descenso escuchando como nos llamaban el
pupas con desdén. Estoy orgullosa de un equipo que pasó catorce años perdiendo
contra el máximo rival mientras nos pedían “Un rival digno de un derbi” y aún
así seguían año tras año, intentándolo para volver catorce años después a
romper la maldición en una final y en su campo. Estoy orgullosa de un equipo
que año tras año acaba teniendo que reinventarse tras la venta de un jugador
importante. Venta tras la que tienen que tratar de recuperarse mientras oyen
“Madre mía, sin él no seréis nada, ahora sí que volvéis a caer”. Y mira por
donde, se acaba reinventando y creando nuevas leyendas de nuevos
jugadores.
Estoy orgullosa de un equipo que no se
contenta con cánticos de “Otra os llegará”. “La mala suerte se ha cebado con
vosotros”. “La historia os debe una Champions”. Y mira no, por muy
dolorosamente crueles que hayan sido estas derrotas, la historia no nos
debe nada. Como diría el gran Luis Aragonés “Las finales no se juegan, se
ganan”. Y eso debimos hacer nosotros anoche. Y hace dos años, y en el 74. Yo no
quiero que el Atleti gane una Champions porque el fútbol se la deba. Hemos perdido
otra vez señores. Si, y duele, creo que jamás me había dolido tanto, pero no me
canso de repetirlo desde anoche, cabeza alta y a seguir luchando que si
queremos una Champions tendremos que pelearla y ganarla, ni el fútbol ni la
historia nos la regalará.
Es en partidos como este cuando me acuerdo
de un spot maravilloso del Atleti que decía: “El Atleti te mata. Te da la
vida”. Y siempre lo recuerdo pensando: ¡Cuánta razón! El Atleti es capaz de
matarte y darte vida al mismo tiempo. Es capaz de llevarte al cielo y hacerte
disfrutar de una victoria conseguida con esfuerzo y con muchos a nuestras
espaldas que no creyeron en nosotros. También es capaz de llevarte al infierno
en el peor momento, en el más crucial, recordándote que no importa cuánto
luches a veces incluso luchando y trabajando, inevitablemente la batalla final
te puede salir mal, puedes perder. Como en la vida, como en la vida misma, en
la que a veces no importa cuánto trabajes, los golpes son inevitables.
Me dijo alguien que cada año soy más del
Atleti, quizá porque cada año vivo cosas nuevas en la vida, injustas, justas,
bonitas y dolorosas, y realmente no es la primera vez que pienso que sí, que
tenían razón, que el Atleti es una forma de entender la vida. O quizá porque
también es cierto- todos los que somos del Atleti lo sabemos- que es un
sentimiento que te nace sólo, al Atleti le quieres o no le quieres. Te nace
amarle o no te nace. Le admiras o no le admiras. Hasta el final, hasta las
últimas consecuencias. Y eso lo sabemos todos a los que nos nace desde dentro,
los que no podemos explicar lo que sentimos siendo del Atleti, los que
sabemos que por mucho que intentemos explicarlo nada de lo que digamos se
acercará ni a la idea.
Soy del Atleti desde que tengo uso de
razón. También soy hija de madridista. Quizá por eso tengo tanto respeto al
rival. A pesar de vivir la liga con el máximo rival y las consiguientes
disputas que eso conlleva pero… ¡Qué bonito es vivirlo contigo! Aunque seas del
eterno rival.
Anoche, el Real Madrid ganó la Champions. Se
llevaron la undécima. Enhorabuena a los madridistas. Enhorabuena papá.
Y a ti Atleti que te voy a decir...Que
aunque nadie lo entienda estoy tremendamente orgullosa de ti. Gracias por
regalarme tanto. Gracias por matarme y darme vida al mismo tiempo. Volveremos
Atleti, con la misma fuerza y el mismo ímpetu. Quizá con más. Porque seguiremos
soñando, seguiremos creyendo y lo que es aún más importante: Seguiremos
peleando, con coraje y corazón, claro que sí. ¡Aúpa Atleti!. Hasta el
final.