Cuando comenzó a ponernos la punta del cuchillo en el cuello, uno a uno, con una frialdad que a estas alturas aún me asombraba, toda mi fé y esperanza que había guardado durante esas interminables horas de secuestro cayeron de pronto y solo pudé pensar en esas personas a las que ya no volvería a ver más, con las que ya no volvería a compartir mi vida, creo que esos instantes fueron los más valiosos que yo había tenido en mucho tiempo, vinieron a mi cabeza mis padres, mis hermanos, toda mi familia uno a uno, también pensé en mis amigos, me asombré cuando pensé en gente a la que ya creía olvidada debido al paso del tiempo sin contacto, ahí pude comprobar eso que siempre me habian dicho, que cuando trabas una amistad, una amistad verdadera es para siempre, aunque no vuelvas a ver a esa persona durante mucho tiempo, pero si los cimientos son buenos y el cariño es puro es para siempre, en esos momentos reviví amistades que ya creía olvidadas y acabadas, a veces hasta en el peor momento el ser humano es capaz de sacar algo bueno de ahí. Y entonces apareciste de nuevo por mi cabeza, te había tenido toda la tarde en mis pensamientos, angustiada, aferrandome a tu imagen como si la vida me fuese en ello, y en ese instante volví a darme cuenta, que si, que la vida me iba en ello, el cuchillo volvió a pasar por mi cuello, deteniendo mis pensamientos, pero volvió a pasar al siguiente cuello, al del hombre de al lado, el cual al mirarle pude advertir en sus ojos que sus pensamientos al igual que los mios estaban muy lejos de aquí, entonces volví a pensar en ti, creo que si el secuestrador nos hubiese preguntado uno a uno porque razon no queriamos morir, mi respuesta hubiese sido por ti, para poder seguir compartiendo mi vida contigo, cada día, para siempre.
Cuando nuestro secuestrador se cansó de jugar con nuestros cuellos nos amontonó a lo largo de la pared, no se que pretendía, creo que ni el mismo lo sabía, mientras el iba y venía de un lado a otro, yo solo podía pensar en ti, desde la mañana que te conocí hasta ese momento, había pasado mucho tiempo, pero sabía que aunque el secuestrador decidiese matarme, todo ese tiempo vivido había merecido la pena, y que si es verdad que existe otro mundo, que incluso allí jamas podría olvidarme de lo que sentí cuando entraste en aquel bar, ni tu sonrisa, ni tus palabras, jamas olvidaría el primer beso, ni la primera discusion, ni la primera reconciliacion, ni los primeros abrazos, ni los primeras sonrisas, no podría olvidar nada, jamas podría olvidar lo que significó conocerte, ir dandome cuenta poco a poco que no eras de esa clase de personas de las que decian te quiero, al contrario, eras de las que cada vez que lo decía lo decía en serio, comenzé a revivir de nuevo cada día que había pasado contigo, como en pequeñas diapositivas que pasaban una a una a toda velocidad, estaba absorta en mis pensamientos cuando de pronto el secuestrador se levantó, corriendo, y empezó a jugar con nuestros cuellos de nuevo, uno a uno, aunque ahora de manera diferente...
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