martes, 29 de septiembre de 2009

El camino hacia mi decisión

Continuación...


Mientras caminaba hacia su trabajo, me asombré al darme cuenta de que no estaba nerviosa, ni siquiera un poco, la noche anterior había pensado que seguramente estaria de los nervios, que no me saldrían las palabras, pero estaba tranquila, muy tranquila, a pesar de saber que me estaba jugando lo más importante de mi vida, su amor.

Cuando llegué me detuve ante la puerta, ante esos enormes cristales que siempre reflejaban otros ojos clavados en mi, por un instante sonreí al recordar cuantos veces le había esperado alli, apoyada en cualquier coche, o con la mirada detenida en el malabarista de la izquierda. Recordé también esos ataques de paciencia que tuve que tener ante sus retrasos y esos pequeños momentos en los que cuando ya estaba a punto de desesperame, aparecia él, dirigiendose a mi sonriente, y por un momento, pensaba que era un Dios esculpido en carne humana que se había escapado de un relato de mitología griega...

Cuando me dí cuenta de que estaba sola en medio de la calle sonriendo y que la gente me empezaba a mirar raro, me decidí a entrar. Era extraño, había estado en ese lugar muchisimas veces, me conocia cada lugar, cada pequeño rincón y sin embargo, en ese momento, cada pasillo que cruzaba me parecía más diferente y extraño que el anterior, todos parecian tener algo que yo no recordaba, hasta que por fín ví a lo lejos esa puerta maciza de marmol, la puerta de su despacho, esa puerta que me separaba a tan solo unos metros de Marco...

Hasta que al fin me arme de valor, y llame a la puerta...


Continuara...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Uohhh... se ha quedado intrigante, jeje.

¡Un beso!

Dante Lorenzo dijo...

Hola len.. gracias antes que nada por leer mi blog y opinar.
Segundo, pues me he ido poniendo al día ya que últimamente no he podido leerte por falta de tiempo pero sigue así que realmente lo haces muy bien. Muchas felicidades.
Dante Lorenzo
http://lorenzodante.blogspot.com

Ela dijo...

y luego que sucedio!

Laura dijo...

Ten valor, pues el mayor error que se puede cometer en esta vida es no arriesgarse